A Day in The Life


10 de febrero de 1967, 8 pm a 00 am – En el estudio 1 de Abbey Road, con producción de George Martin y Geoff Emerick como ingeniero de sonido, se graba la parte orquestal para «A Day In The Life».

Por primera vez los Beatles utilizaron una orquesta de cuarenta músicos con dirección de Paul McCartney para completar la sección de 24 compases de «A Day in The Life».

La sesión fue grabada en un carrete de cinta independiente en paralelo con la cinta que contenía las voces y los instrumentos de los Beatles grabados previamente. Esto fue posible utilizando dos maquinas de cuatro pistas en simultaneo.

El ingeniero Ken Townsend recuerda detalles de aquella sesión: “George Martin se acerco a mi por la mañana y me dijo: Oh, Ken, tengo una pregunta difícil para ti. Esta noche quiero utilizar dos grabadores de 4 pistas juntos. Se que nunca se ha hecho antes, ¿puedes hacerlo?. En la sesión nos encontramos con la pista básica grabada por los Beatles (voces e instrumentos) en una maquina y la pista de la orquesta en la otra. Se hizo rodar las cintas una y otra vez hasta obtener 4 pistas de la orquesta. El único problema que tuvimos George Martin y yo fue a la hora de mezclar utilizando dos maquinas de grabación distintas. Una giraba mas lenta y no podíamos conseguir la sincronización correcta. George se enfadó bastante conmigo”.

Ese día se hizo una reducción de cinta de toma 6 en toma 7, utilizando esta última toma para los doblados de la orquesta. Se hicieron 5 pistas de la orquesta, obteniendo el equivalente de 200 músicos de sesión.

Se realizo también una grabación en 4 tomas, numeradas como 8, 9, 10, 11, voces tarareando una nota para el final de la canción que mas tarde fue reemplazado por el acorde de piano grabado el 22 de febrero.

El costo de la sesión fue de 367 libras y 10 chelines. Parte de la grabación fue filmada para hacer un vídeo clip pero la posterior prohibición de la canción por parte de la BBC hizo olvidar el proyecto y el material quedo archivado.

También participaron en la sesión Pattie Harrison y varios invitados como Mick Jagger, Marianne Faithfull, Keith Richards, Donovan, Michael Nesmith de The Monkees, y Simon and Marijke del grupo de diseñadores The Fool.

A George Martin le pareció bien, pero consciente de los números, dijo categóricamente que no iba poder justificar ante EMI el costo de una orquesta de noventa miembros solo para tocar 24 compases. Fue Ringo, ante la sorpresa general, a quien se le ocurrió la solución. “Bueno, entonces contrataremos a media orquesta y hagamosles tocar dos veces” . Todos tardamos en reaccionar, anonadados por la simplicidad (¿o era simple ingenuidad?) de la propuesta. “¿Sabes, Ringo? No es mala idea”, dijo Paul. “Pero aun así chicos, piensen en el presupuesto” dijo George Martin tartamudeando.

Paul tuvo otra idea genial: “Hagamos que la sesión sea más que una sesión: convirtamosla en un Happening”. A Lennon le encanto la idea. Invitaremos a todos nuestros amigos y todo el mundo tendrá que venir disfrazado añadió dirigiendose en tono acusador a Richard (segundo ingeniero) y a mí (recuerda Geoff Emerick). George Martin sonrió, “bueno, yo puedo pedir a los de la orquesta que vengan con esmoquin, aunque tal vez eso aumente el presupuesto. “¡A la mierda el presupuesto!”, dijo John, “estamos generando un dineral para EMI, y pueden correr con los gastos… y de paso ocuparse con los accesorios de la fiesta.”

Mal Evans había llenado el estudio de globos, de modo que todo tenía un aspecto festivo. Por desgracia, si uno escucha con mucha atención durante el crescendo orquestal, ¡se puede oír el ruido de fondo de algunos globos estallando!

Extraído del libro: El Sonido de los Beatles de Geoff Emerick.

Pete Shotton: A los miembros de la orquesta, casi todos de mediana edad, se les entregó una máscara de papel o alguna otra chuchería de verbena. Al director de orquesta, por ejemplo, se le dio una nariz falsa de color rojo chillón, mientras que el primer violinista no tuvo más remedio que empuñar el arco con una enorme mano de gorila. Los músicos mostraron incluso más estupefacción, por no decir auténtico espanto, ante las instrucciones de Paul McCartney de que tocaran lo más desafinados y fuera de tempo que les fuera posible… Solo después de varios intentos lograron finalmente un sonido caótico para satisfacer los deseos de los Beatles. –John Lennon in my life de Pete Shotton.

George Martin: Para mantener el tempo, le dijimos a Mal Evans que contara cada compás, y en el disco se le oye, de pie al lado del piano, contando ‘one, two, three, four…’. Para hacer una broma, Mal puso un despertador para que sonara al final de veinticuatro compases, que también quedó registrado en el disco. Dejamos el sonido del despertador a propósito porque nos pareció perfecto para enlazar con el tema central de Paul: ‘Woke up».

Fuente: Beatles Paraguay

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